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El tamal de higo puede disfrutarse en su forma más simple, como desayuno o merienda acompañado de una infusión herbal o un café orgánico. También puede formar parte de una propuesta gastronómica más elaborada, servida como postre en menús de cocina mexicana contemporánea.
Una preparación clásica incluye higos secos troceados, piloncillo derretido, canela y masa de maíz criollo suave. Todo se mezcla y se envuelve en hoja de maíz antes de cocerse al vapor lentamente. Otra versión incluye nuez pecana o almendra para un toque crujiente, o incluso puede prepararse con higo fresco en temporada, lo que le aporta jugosidad y frescura.
También puede acompañarse con crema vegetal de anacardo, reducción de jamaica o compota de frutos rojos para una experiencia de alta cocina natural. Su sabor profundo y textura cremosa lo hacen un postre excepcional para ocasiones especiales o celebraciones.
El tamal de higo es una creación que une la riqueza de la tradición culinaria mesoamericana con la dulzura natural y medicinal del higo orgánico. Este alimento, profundamente enraizado en la cultura del maíz, adquiere una dimensión especial cuando se elabora con ingredientes agroecológicos: masa de maíz criollo nixtamalizado, higos frescos o secos de producción orgánica, endulzantes naturales como piloncillo o miel de agave, y hojas de maíz cuidadosamente seleccionadas. El resultado es un tamal que no solo deleita los sentidos con su textura suave y sabor equilibrado, sino que también nutre de manera auténtica, sin aditivos, colorantes ni ingredientes industriales.
Este producto puede encontrarse en su versión tradicional cocida al vapor en hoja de maíz o plátano, y también en reinterpretaciones contemporáneas con ingredientes de temporada o fermentaciones naturales. Está diseñado para consumidores que buscan alimentos vivos, con sentido cultural, calidad nutricional y bajo impacto ecológico.
Producción agroecológica y orgánica
El tamal de higo orgánico comienza en la milpa, donde el maíz criollo se cultiva sin pesticidas ni fertilizantes sintéticos, en rotación con frijol, calabaza y otros cultivos nativos. La nixtamalización se realiza con métodos tradicionales, respetando la biodisponibilidad del calcio y la digestibilidad del grano. Los higos provienen de huertos agroecológicos, donde se utilizan prácticas regenerativas como compostaje, control biológico de plagas y podas responsables que favorecen la longevidad del árbol.
La elaboración del tamal es artesanal: la masa se integra con higos frescos o secos, se endulza naturalmente y se envuelve a mano en hojas seleccionadas. En algunas regiones, se integra canela, clavo o nuez, aportando matices aromáticos que enriquecen su perfil sensorial. Todo el proceso es local, justo y manual, muchas veces llevado a cabo por mujeres en comunidades que preservan técnicas ancestrales de cocina y siembra.
Beneficios para la salud
El tamal de higo orgánico ofrece beneficios tanto nutricionales como funcionales. La masa nixtamalizada de maíz criollo es rica en carbohidratos complejos, fibra dietética y minerales como calcio, magnesio y fósforo. La nixtamalización mejora la digestibilidad del maíz, reduce antinutrientes y promueve la salud intestinal.
El higo, por su parte, es una fruta con alto contenido de fibra soluble, antioxidantes naturales como polifenoles, y minerales como potasio y hierro. Su consumo favorece la digestión, estabiliza el azúcar en sangre y aporta un dulzor natural sin necesidad de azúcares refinados. Además, en medicina tradicional, el higo se ha utilizado como suavizante intestinal, reconstituyente y regulador del sistema digestivo.
Al estar libre de conservadores, grasas hidrogenadas o saborizantes artificiales, este tamal es bien tolerado por personas con sensibilidad alimentaria, y puede incluirse como parte de una dieta basada en alimentos reales, integrales y de bajo índice glicémico.
Impacto ambiental positivo
Cada tamal de higo elaborado con ingredientes agroecológicos representa una forma de producción alimentaria que regenera la tierra, fortalece las economías locales y conserva la diversidad cultural y biológica. El maíz criollo es un patrimonio vivo que, al cultivarse en milpas biodiversas, protege la fertilidad del suelo, promueve la autosuficiencia campesina y fomenta la soberanía alimentaria.
Los higos cultivados en sistemas agroforestales requieren poca agua, no dependen de fertilizantes químicos y ofrecen sombra y hábitat a múltiples especies. Además, los residuos orgánicos del proceso (hojas, cáscaras, tallos) se reintegran al ciclo natural como abono o alimento animal, cerrando así un sistema sin desperdicios.
Elaborar y consumir este tipo de tamal implica también un acto de resistencia cultural frente a la estandarización de la alimentación. Apoya a las comunidades que conservan sus conocimientos culinarios y agrícolas, y reduce la dependencia de productos industrializados con alto costo ecológico y social.
Un alimento ceremonial, nutritivo y regenerativo
El tamal de higo orgánico no es solo un alimento: es una ofrenda. Su preparación implica cuidado, tiempo, respeto a los ingredientes y conexión con las raíces. Nutre el cuerpo con equilibrio, entrega dulzura natural sin exceso, y honra el valor simbólico del maíz y la fruta en las culturas mesoamericanas.
Elegir este tamal es sumarse a una forma de comer que reconoce la vida en todas sus formas: en la tierra, en el árbol, en la semilla, en quien cocina, en quien siembra y en quien comparte. Es un alimento que nos recuerda que la salud y el placer pueden convivir con la justicia, la tradición y la regeneración.
PRODUCTOR
CASA TLALMAMATLA
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